Tiempo pasó desde que la alta comisionada para los derechos humanos de la ONU, Navanethem Phillay levantara vuelo desde el alto Bolivia y sus incrédulas palabras de despedida se fueran con ella, también volando cual viento frio del sur que lo único que hace es enfriar momentáneamente a este pueblo valiente.
Está claro sin embargo, que sus palabras de poquísima relevancia, tal cual si ella estuviere re-descubriendo la pólvora diciendo, “en Bolivia existen excelentes leyes pero no se respetan”, no enfrió a los maSSistas, retrogradas acostumbrados a utilizar parte de las palabras de la gente y tratar de tergiversarlas para provecho de sus fechorías, arte aprendido del modelo Nazis el cual siguen a pie juntilla.
La participación de Phillay fue tan intrascendente respecto a la realidad Boliviana que no ameritó ni mencionarla previamente; ahora solo lo hago porque en Bolivia se está empezando a ver como la mal llamada ley antirracismo se está usando a diestra y siniestra, pero mucho más que todo a siniestra, para doblegar los derechos humanos en nuestra tierra. Así es señora Phillay, por ahora su paso ha sido intrascendente, pero la historia la juzgará en el futuro como una que vino, vio poco y no hizo nada.
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